jueves, 20 de febrero de 2014

La madera de la puerta

Es lindo amar, es lindo tener ilusiones y sueños; lo que no es lindo es no llevar a cabo esos sueños que se tienen.
Una puerta es un paso hacia otra estancia, hacia otra situación, hacia otra habitación ya sea física o metafórica, puertas existen muchas y de muchos modos.
Las puertas que encontramos en nuestro camino en ocasiones están abiertas y en ocasiones no, y cuando no lo están, abrirlas puede ser un desafío o una rutina de "hackear" dicha puerta.
En lo personal, considero que las puertas más auténticas son las puertas de madera: en su momento tuvieron vida, tienen mucha más "personalidad" por ende, mantienen frescura y le dan clase al lugar, a pesar de ya no tener vida como parte de un árbol.
Las puertas físicas son predecibles, lógicas, tristemente fáciles de entender y de abrir. Las puertas emocionales, espirituales, mentales, son todo un reto, especialmente cuando son puertas que nosotros mismos no somos capaces de abrir cuando son parte de nuestra estructura, pensamientos/sentimientos que tenemos suprimidos y no trabajados que, aunque estén "cerrados", siguen influyendo en nuestra vida.
Existen también las puertas que en algún momento tuvimos abiertas y, por decisión, permitimos que se cerraran por si mismas y, obvio, años después, entendemos la importancia de dichos accesos, pero también aprendemos de las consecuencias del por qué se cerraron.
Los días son oportunidades, las oportunidades, esas puertas de las que hablo; no es necesario ser ingeniero aeroespacial para entender mis estúpidas metáforas. Creo que cada día tenemos varias puertas que abrir y otras que se cierran, muchas que no valían la pena y otras que no era el momento adecuado para atravesar.
Desde mi perspectiva, hay muchas puertas que he cerrado por mi bien, pero existen otras que cerré sin querer y por no tener la madurez o fortaleza para cruzar. No tengamos temor de esas puertas que no hemos cruzado de nuevo, tal vez el otro lado ya no será un fracaso o una situación incómoda, y si lo es, estaremos mejor preparados para entender y aprender, con amor y siendo más generosos en nuestra alma.
Nada está escrito, somos nuevos en esta aventura llamada "vida", y por ende, todos continuamos aprendiendo; nada perdemos intentando cosas nuevas, no escritas, escribiendo historia.
Un abrazo a todos!

Daniel

sábado, 8 de febrero de 2014

Claridad y presencia...

Cuánto tiempo pasamos revisando redes sociales? Ya sea en un ordenador (haha no mames "ordenador"), una laptop, una tablet o un smarphone? Debería existir un límite para tales situaciones, oh espera!! Se llama "batería baja".
Si, es lo único que nos detiene de estar inmersos en algún tipo de pantalla y que nos hace "presentes".
Sería genial que tuviéramos la consciencia (y por ende la voluntad), de ser presentes, es decir, el presenciar la vida en su más simple expresión, apreciarla, interactuar y por ende vivirla! En vez de recurrir al smartphone a manera de "muletilla" social para evitar una situación social incómoda. En vez de recurrir a ello, sería un buen ejercicio social el voltear a ver a cada persona alrededor, por ejemplo en una sala de espera (no de funeraria, ahí si sería mal pedo), pero en alguna sala de espera como para pagar el predial o para esperar las gorditas Doña Tota o cuestiones por el estilo; mirar a las personas y ver cómo se comportan ante nuestra mirada, no fija ni intensa, simplemente humana, buscando al ser humano dentro del ser humano. Después de ello, sonreir y dar los buenos días (o tardes o noches, según sea el caso), entablar una interacción que no sea virtual, volver a las bases. Tratar de que una comunicación deje de ser virtual, de que, en vez de dejar la vida trascender a pesar de nosotros, seamos partícipes de ella.
Es muy fácil el asumir que todo está bien en nuestro entorno haciendo comentarios en publicaciones, eso es virtual, el verdadero trabajo es tomar acción en tercera dimensión. Si te quejas de las decisiones de quien te representa en un congreso, hazlo saber, pero también llénalo de propuestas y no de quejas, de quejas está llena nuestra naturaleza paternalista en la cual pedimos y exigimos pero sin nada a cambio, pongámonos a trabajar y aportemos a la sociedad, esas mamadas de "sin nada a cambio" no son ciertas, redituarán eventualmente cuando todos seamos conscientes y presentes, claros en lo que queremos y presentes en lo que anhelamos.
El gobierno, del cual todo mundo se queja, es secundario, soy una persona apolítica pero convencido de que somos sociedad y por consecuencia, nosotros nos gobernamos. Apliquemos un poco de sentido común en el día a día, poniendo la basura en su lugar, tomando decisiones adecuadas que beneficien a la sociedad sin perjudicar a las minorías, soy nuevo en expresar este tipo de perspectivas pero soy parte del pueblo, soy un ser humano como todos y también quiero que mi entorno tenga armonía y paz.
Seamos coherentes entre lo que exigimos y lo que ofrecemos.
Un abrazo.

Daniel Aguilar