lunes, 13 de mayo de 2013

En qué mundo habita el corazón?

Se ha dicho durante años, que las emociones residen en el corazón, un músculo vital con funciones específicas de irrigación sanguínea a todo el cuerpo. La mayoría se ha inclinado por la versión "lógica" de la segregación de hormonas a nivel cerebral, las cuales "inundan" de sensaciones y sentimientos, a veces irracionales, a nuestro organismo.
El tema es más simple, cuando existe un sentimiento se refleja en todo el cuerpo, ya sea positivo o negativo, tiene un reflejo directo en nuestra materia.
El amor no es otra cosa que el reflejo de una interacción positiva, contrario a ello, el odio y/o rencor, reflejo de una interacción negativa. Sin embargo existe una brecha interesante a analizar e introspectar: "Y cuando la brecha es geográfica?". Debe de ser una especie de morfología situacional, en la cual existe la intención y la "presencia", la atención y la comunicación, pero no los medios adecuados para reducir dicha brecha física.
¿Cuáles son los procesos ante los cuales nos vemos afectados en situaciones de este tipo?
¿Cómo proceder de una manera constructiva y armónica cuando las partes involucradas en una interacción a distancia se ven afectadas por la misma?
¿Acaso es prudente y/o racional poner obstáculos o limitar dicha interacción?
Desde mi perspectiva el mundo es una constante evolución, hace 20 años o más, la comunicación "inmediata" era el teléfono fijo, hace 30 o tal vez más, la comunicación eran cartas que requerían de al menos dos a tres semanas en llegar al destinatario. Hoy manejamos redes sociales, chat, teléfono fijo, teléfono móvil, en fin, un sin número de herramientas que facilitan el "estar".
Nada de lo anterior substituye al "estar" presencial, pero dan pauta a una continuidad y un interés de mantenerse en contacto con las personas que nos importan.
Hay ocasiones en las que vemos que una persona tiene más de, hmmm, no sé, tal vez 300 "amigos" en una red social, ¿a cúantos mantiene en contacto? La idea es simple, nos interesa mantenernos en contacto con quien puede darnos una respuesta o una interacción casi inmediata.
¿Qué pasará cuando el tema de la teletransportación se dé? ¿Acaso seremos todos amigos de todos?
Concluyendo por el inicio, si el corazón (o el cerebro y sus "jugos" o las gónadas o el alma, whatever!!), nos hacen sentir, pensar, actuar, amar, ser y estar, por qué no darle su lugar y hablar, escribir, escuchar, estar, con esas personas que "invaden" nuestro ser en ese específico momento y espacio??? Nadie nos garantiza el abrir los ojos al día siguiente.
Un abrazo.
Daniel Aguilar